PRAGA · REPÚBLICA CHECA

 

Qué ver en Praga

10 imprescindibles

El corazón de Europa se despierta cada mañana con una luz romántica y misteriosa que sólo las ciudades más maravillosas pueden poseer, ofreciendo a todo aquel que atraviese sus puertas un mundo de fantasía repleto de leyendas medievales e historias de doncellas y caballeros ¿quieres saber qué ver en Praga? No te pierdas ni un párrafo de este artículo…

Josefov

El barrio judío

Si realmente quieres acercarte a la historia de la ciudad de Praga tendrás que hacer una visita obligatoria al Barrio Judío de Josefov. Pasea entre sus calles, descubre las 6 sinagogas que componen el museo y adéntrate en las entrañas del sobrecogedor cementerio judío, sin duda una de las visitas más impactantes de mi viaje a la capital.

 

 

Situado en la parte norte del centro histórico, este encantador barrio te transporta en la historia a la época en la que la población judía era encerrada en la ciudad durante la noche. Hoy en día es un barrio animado y lleno de vida, con sus tiendecitas y pubs checos, sin embargo si te detienes un instante quizás puedas sentir un silencio sepulcral que evoca todo el pasado de este lugar.

 

Hay personas que cuando visitan Praga prefieren prescindir de la visita a la judería puesto que tienes que pagar entrada, sin embargo desde mi punto de vista es un gasto con el que debes contar antes de ir si no quieres perderte parte de la historia de esta ciudad y de una comunidad cuya presencia en estas calles se remonta al siglo IX. Te aseguro que te enamorarás de la Sinagoga Española y te quedarás de piedra con el “Jardín de los muertos” que es el Cementerio Judío, las sensaciones que allí experimentarás no se pueden describir en un blog, tendrás que vivirlas.

 

 

 

Reloj Astronómico

Staroměstský orloj

Tengo que reconocer que me llevé una desilusión cuando llegué a Praga y vi el reloj, estaba tan ilusionada caminando entre las callecitas que me llevarían a él esa mañana de diciembre que cuando por fin estaba allí y alcé la vista, grité muy adentro: nooooooo!!! La torre estaba completamente en obras y sólo se podía ver el centro del reloj (que ya de por sí es una de las cosas más bonitas que he visto en mi vida) pero entre los andamios y que las 3 veces que me planté delante, cámara en mano, para ver el espectáculo a la hora en punto no salió nada, pensé que era muy desafortunada, tanto tiempo queriendo venir a Praga y cuando lo consigo no puedo ver el reloj.

 

 

Me enfadé con la ciudad, me enfadé mucho, estuve como un día entero enfadada con ella, renegando de los checos y de su falta de previsión por tener en obras el monumento más importante de la ciudad. Por supuesto estaba teniendo una actitud infantil, supongo que el hecho de aterrizar en Praga en plena fase de enamoramiento de Budapest (justo el día anterior habíamos estado allí) y encontrarte la situación en una gélida mañana de diciembre, siendo la primera cosa que querías ver, te trastoca un poco, o al menos a mi aún inexperta alma viajera.

 

 

Pero de todo se aprende, y no sólo aprendí a adaptarme a la situación sino que acabé enamorada de la ciudad, sobre todo la última vez que pasé por delante del reloj y me paré para echarle un último vistazo con una dulce aunque ínfima esperanza de que salieran por fin lo muñequitos al dar las horas (no habían salido en todo el tiempo que estuvimos en Praga).Y de repente la magia apareció, delicados copos de nieve comenzaron a caer aquella fría noche en el chocolate caliente que sostenía entre mis manos y al alzar la vista, justo a las 8 en punto, el reloj comenzó a cobrar vida convirtiendo aquellos minutos en inolvidables. En aquel momento miré al cielo mientras nevaba y sentí como si la ciudad me estuviese hablando: lo sé, te defraudé, pero no te vayas, aún tengo mucho que ofrecer…. ¿cómo no me iba a enamorar de Praga?

 

 

Sin duda mi experiencia es sólo una pequeña anécdota con la que aprendí una cosa nueva: nunca lleves expectativas de ningún lugar, vívelo y siéntelo como si nunca hubieras  visto nada sobre él, déjate sorprender por el viaje y por la ciudad y si algo no sale como tú pensabas, no te preocupes, recuerda la frase que me repito siempre a mí misma: Nos volveremos a ver…

 

¡Qué despistada!  Aún no te contado nada de la historia del reloj…

El reloj astronómico de Praga es probablemente el reloj medieval más conocido del mundo. Construido en 1410 sobre la pared sur de la Ayuntamiento de la Ciudad Vieja de Praga, su creación está ligada a una antigua leyenda: al parecer el encargado de crear esta obra de arte fue un maestro relojero conocido con el nombre de Hanuš (aunque su verdadero nombre era Jan Růže) y su ayudante Jakub Čech. Hasta aquí todo bien, el problema viene cuando se cree que los ediles del ayuntamiento cegaron al maestro Hanuš para evitar que pudiera reproducir un reloj similar. Terrorífico ¿verdad? 

 

Castillo de Praga

Pražský hrad

Cuando descubres una ciudad por primera vez, compruebas si las expectativas que llevabas sobre ella (y que siempre, mucho o poco, son inevitables) se han cumplido favorablemente o por el contrario, ha sido una completa desilusión. Como os decía antes, esto último es lo que me ocurrió a mí con Praga, no sé si fue el momento personal por el que estaba pasando o la cantidad de expectativas maravillosas que llevaba en mi mente, el caso es que hasta que atravesé el Puente Carlos y vi el otro lado de la ciudad no conseguí conectarme con ella, no conseguí sentirla y ver en realidad, lo hermosa que era. Y esa especie de renacer fue simple y llanamente gracias al Castillo y a la magia que desprende cada piedra que contiene, así que no puedo decirte otra cosa que: ¡cruza!

 

 

Cruza el puente y adéntrate en las murallas de un mundo de caballeros y princesas, de reyes y guerreros, de historias épicas y leyendas eternas. Un lugar que te hace retroceder en el tiempo con el repiqueteo de las campanas de la delicada Basílica de San Jorge (la más antigua del castillo) y te incita a asomar la cabeza por una puerta para ver como la luz que entra a través de las vidrieras de Mucha inunda la Catedral de San Vito con sus infinitos colores. Un lugar que te hace imaginarte la vida en las casitas de colores de la Calle del Oro, bailando en los salones del Palacio Real mientras un grupo conspira cuándo será la próxima defenestración u observando a escondidas cómo el joven y rebelde Dalibor toca una suave melodía con el violín mientras espera su muerte en la torre que hoy lleva su nombre, ¿acaso no es suficiente para que te asomes a curiosear?

 

 

Alphonse Mucha

Mucha Museum

Seguramente si le preguntásemos a cualquier persona del mundo sobre el icono cultural más conocido de la República Checa, elegiría sin dudarlo a Franz Kafka. Y no es para menos, su obra es una de las más influyentes de la literatura universal. Sin embargo, y teniendo en cuenta mi amor por el arte, yo no podría elegir mejor representante que el pintor y artista decorativo Alphonse Mucha. Nacido en Moravia en 1860, su obra de estilo modernista representa todo lo que identifico con Praga: el romanticismo, el misticismo y la delicadeza. Una combinación mágica que me hace ver a Mucha en cada rincón de la ciudad y el motivo principal por el que os recomiendo la visita a su museo.

 

 

Alojado en el hermoso palacio Kaunický de estilo barroco, contiene la mayor parte de la obra de Alphonse Mucha y es el único en el mundo dedicado a su vida y obra. La colección es realmente espectacular (incluyendo todas las modalidades que trabajó el artista)  y el museo es tan delicado y exquisito como la obra del pintor (sobre todo los anuncios parisinos de los años 20 donde sensuales doncellas parecen mirarte fijamente desde cada uno de los paneles que decoran las salas de la exposición). Recomendable 100% tanto si te gusta el arte como si sólo quieres conocer algo más de uno de los máximos exponentes a nivel mundial del Art Nouveau de acuerdo, para ser sinceros, si odias el arte es mejor que no pierdas aquí tu tiempo).

 

Plaza de la Ciudad Vieja

Staromestské námestí

El centro neurálgico de la ciudad cuyos primeros pobladores llegaron en el siglo XI del otro lado del río, es un auténtico regalo para los 5 sentidos pero sobre todo,  para los amantes de la arquitectura y el arte: del gótico al barroco, pasando por el renacimiento, perderse allí entre tantas cosas bonitas es muy pero que muy fácil.

Evidentemente el monumento más famoso y por el cual todos conocen esta plaza y Praga en general, es el Reloj Astronómico. Esta increíble joya medieval fue construida en 1410 y las leyendas más oscuras aseguran que para que el maestro relojero que lo construyó, Hanus, no volviera a repetir semejante obra, lo dejaron completamente ciego ¿un pelín exagerados no? Leyendas aparte, este reloj se encuentra situado en la Torre del Ayuntamiento (1364), a la cual se puede subir para obtener una buena panorámica de la ciudad. Tanto el reloj como la torre, forman parte del Antiguo Ayuntamiento de Praga (radnice) que fue creciendo y ampliándose poco a poco, mediante la adhesión de distintos edificios según las necesidades (no te pierdas la ventana renacentista de la casa Kriz, construida en 1520 con una inscripción que dice: Praga Caput Regni (Praga, Cabeza del Reino), es un verdadero placer para la vista).

Pero esto no es lo único que hay que ver en el corazón de Praga. Rodeada por un laberinto de pequeñas callejuelas que conducen todas al centro cual río que desemboca en el mar, esta plaza cuya existencia data del siglo XI ofrece un espacio abierto donde tus cinco sentidos se pondrán las botas. Dejando atrás el ayuntamiento, existe un edificio que aunque, escondido entre las ramas de los árboles que suponen otras casas, despunta sobre todos los demás como si de una elegante dama se tratase: la Iglesia de Nuestra señora de Tyn. Delicada e imponente, su color negro no deja indiferente a nadie y he de reconocer, que a pesar de mi enamoramiento general por la ciudad y particular por el reloj, esta iglesia me robó el corazón desde el primer momento en que la vi (aunque no es oro todo lo que reluce, pues personalmente por dentro no me gustó tanto como por fuera).

 

Puente Carlos

Karluv Ost

Existen lugares en el mundo en los que se respira historia, lugares en donde cada paso que das deprende un poco de magia, lugares con encanto casi místicos que hacen de ellos tu lugar favorito de la ciudad. Ese es el caso del Puente de Carlos, probablemente uno de los puentes más fotografiados sino del mundo, de Europa.  Y la verdad es que no es para menos: el puente más viejo de Praga (1357) alberga 30 estatuas barrocas entre sus más de 500 metros de longitud, una de las torres góticas más impresionantes del mundo y está construido con arenisca de Bohemia.

Ha sido durante varios siglos, el principal medio de comunicación entre la Ciudad Vieja y el Castillo de Praga (hasta 1741), y por él han pasado reyes y princesas en sus carrozas y caballos…. Imaginarte en otra época mientras pisas las piedras con las que se construyó es fácil, pues desprende un áurea casi mágica que te transporta en el tiempo hasta la Edad Media ¿te atreves a probar la experiencia?

 

Plaza de Wenceslao

Václavské náměstí

A pesar de estar repleta hoy en día de tiendas de recuerdos y cafeterías, antaño vio pasar ante sus ojos innumerables acontecimientos históricos que hicieron de Praga lo que es hoy en día, dejándonos como prueba de ello edificios que aún conservan el esplendor de su arquitectura Art Nouveau.

Histórica donde las haya, fue fundada en 1348 por Carlos IV y durante siglos la llamaban “el mercado de caballos”: los tranvías subían y bajaban por esta alargada plaza que pese a su nombre parece más un bulevar, mientras un hermoso lago azul hacía las delicias de sus habitantes. Desde la Edad Media ha sido testigo de varias ejecuciones,  la declaración de la república independiente de Checoslovaquia en 1918, la celebración del final de la II Guerra Mundial en 1945 y la Revolución de Terciopelo en 1989 que congregó a miles de personas. Hoy en día sigue siendo lugar de encuentro para manifestaciones y celebraciones, y en invierno se llena de puestos de vino especiado y dulces checos.

Mientras paseas por la plaza podrás observar la estatua que le otorga su nombre: San Wenceslao I de Bohemia (Václav en checo), duque de Bohemia en el siglo X  y patrón de la República Checa, que promovió la construcción de la catedral de San Vito en la que hoy descansan sus restos. Si te fijas, está rodeado por 4 personajes, todos santos patrones de Bohemia: Ludmila (abuela de Wenceslao), Inés (hermana de Wenceslao), Adalberto (obispo de Praga en el siglo X) y Procopio el Grande (uno de los generales husitas más importantes de las guerras husitas).

 

El Teatro Negro

Černé divadlo

Hace muchos, muchos años, durante la Época Imperial en China, surgió un modo de hacer teatro muy particular: el Teatro Negro sin embargo fueron los checos quienes le darían la popularidad de la que goza hoy en día gracias al perfeccionamiento de las técnicas empleadas. Este tipo de teatro juega con la incapacidad del ojo humano para distinguir negro sobre negro creando la ilusión óptica de que los personajes están flotando en el aire. Además, realizan un juego de luces y sombras, empleando una luz ultravioleta (normalmente conocida como “luz negra”) que resalta los colores fosforescentes y provoca un contraste tan grande que las personas vestidas de negro se vuelven invisibles.

 

Es sin duda alguna una de las mejores experiencias que podrás vivir en la ciudad, un momento mágico que hará que tu viaje a Praga  sea inolvidable. Estas obras de teatro suelen ser mudas, por lo que no tendrás problemas con el idioma y de todos modos, en el caso de que hablen, el teatro suele ofrecer sesiones en diferentes idiomas (cuando nosotros fuimos sólo hablaban al principio y al final, y lo hicieron tanto en inglés como en español) ¿te apetece vivir una experiencia alucinante?

 

La cerveza checa

Pivo

Hablar de Praga es hablar de su relación íntima con la cerveza (por algo es el país donde más cerveza se consume del mundo por habitante). Casi cualquier persona que haya estado en la capital te va a recomendar que disfrutes de una buena cerveza del país y una vez allí, el ambiente de la ciudad te invitará a entrar en un pub checo y probarla.

Cerveza en checo se dice pivo y encontrar un lugar donde degustarla te resultará muy sencillo, pues prácticamente cada rincón de la ciudad esconde una cervecería (se calcula que la República Checa cuenta con más de 1000 microcervecerías).

 

 

Prácticamente se produce cerveza en todas las regiones del país, pero su pasión es tal que incluso las propias cervecerías cuentan con la suya de fabricación propia. Por lo que mi recomendación es que las pruebes todas hasta encontrar tu favorita pero si quieres una orientación en cuanto a marcas, ahí va (ten en cuenta que no soy una gran experta en cerveza):

 

Pilsner Urquell (Plzeňský prazdroj):  creada en la ciudad checa de Plzeň, es probablemente la cerveza más conocida fuera de las fronteras checas. Posee un sabor suave y ligero al inicio, y ligeramente amargo al final, debido en gran parte a un lúpulo llamado Saaz que le da su toque característico. Además no tiene una graduación muy elevada (4,5º).

 

Staropramen: la cerveza por excelencia de la ciudad de Praga, posee un sabor tan intenso y dorado como la capital y cuenta con 3 variedades (la Granat, la Dark y la Staropramen Premium Lager). Es la cerveza producida en Praga y aunque muchos dicen que no llega al nivel de la Pilsner, lo cierto es que nadie le hace ascos (además en Irlanda está muy valorada). 5º grados

 

 

Budêjovický Budvar (Budweiser Budvar): esta cerveza que nada tiene que ver con la cerveza americana, se carecteriza por un fuerte sabor a malta y leve amargor. De sabor suave, posee 5º grados de alcohol y es conocida como “cerveza de reyes” ya que según la tradición, esta cerveza ya era consumida en el siglo XVI en la corte del rey Fernando I de Habsburgo (de ahí saca Budweiser su lema de “beer of kings”).

 

Kozel:  una cerveza sabrosa que a pesar de contar con 3 variedades se destaca por la versión “negra” (Kozel Černý), que aunque no es negra del todo es un buen comienzo si te quieres adentrar en las cervezas de este tipo. De sabor acaramelado, presenta un sabor suave y una graduación muy leve (3,8º).

Dulce Navidad

Visitar la ciudad en diciembre

Hay cierta magia cuando visitas una ciudad en Navidad pero si a eso le sumas que la ciudad sea Praga, la magia se multiplica por mil. Los mercadillos navideños llenos de dulces típicos y productos artesanos inundan las calles de la ciudad y el espíritu navideño se siente a cada paso que das, en cada pequeño rincón inundado de luces y con cada nota musical. Un gran árbol lleno de adornos navideños preside la plaza de la ciudad vieja mientras el humo del chocolate caliente ondea entre las cabezas de la multitud que con el vaso en una mano y la cámara en otra, se disponen a esperar pacientemente la salida del cuco en el reloj astronómico. Y de repente empieza a nevar, y los copos se convierten en el escenario perfecto de una película y en ese mismo instante piensas que Praga te está regalando la postal más bonita del mundo con la única intención de que no te vayas todavía ¿acaso puede haber una época más bonita para visitarla?

 

  Y tú ¿has visitado ya la República Checa?  ¿Cuál sería tu top 10 de la ciudad de Praga?  

Información útil

En este apartado te traigo información muy útil para que organices tu propia visita a Praga:

▸  En el primer punto encontrarás información de otros artículos sobre Praga para que sigas organizando tu viaje por la capital checa.

▸  En el segundo punto te he dejado una cajita con inspiración sobre otras destinos de Europa.

▸  En el tercer punto tienes todas las herramientas que yo utilizo para organizar mis propios viajes por libre.

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