ESPAÑA · EUROPA

Ledesma

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En el norte de la provincia de Salamanca se encuentra uno de los pueblos más bonitos que jamás hayas visto. Su origen se remonta al siglo VII a.C. cuando los primeros letones se asentaron en un castro en el Cerro de San Martín (hoy debajo del corazón del casco histórico) y dieron lugar a esta preciosa villa que ha visto pasear a reyes y nobles entre sus estrechas calles de piedra ¿te apetece seguir sus pasos?

 

 

 

 

Plaza Mayor

Es el corazón de la villa, una plaza que en realidad era muchas plazas a la vez pues albergaba los poderes eclesiástico, civil, político y económico. Y aunque con el tiempo el centro vital se haya desplazado a otras zonas de Ledesma, este siempre será el corazón simbólico de la localidad. En ella se encuentran algunos de los monumentos más importantes y también en ella se han sucedido algunos de los acontecimientos más significativos:

 

Iglesia de Santa María La Mayor. Sería la representación del poder eclesiastico, un impresionante templo cristiano que durante siglos ha escondido las confesiones y secretos de nobles y pueblo llano.

 

Palacio de Don Beltrán de la Cueva. El Conde de Ledesma (título otorgado pro el rey en 1462) se correspondería con el poder señorial y económico. Desde los balcones de su casa situada en una esquina de la plaza se han asomado numerosas personalidades, entre ellas Enrique IV y su esposa en 1465.

 

 

Ayuntamiento. La representación de la autoridad civil es cosa del ayuntamiento aunque hasta el siglo XVIII estuvo en manos del Conde de Ledesma, quien nombraba a los cargos más importantes.

 

Inmuebles concejiles. La panadería, la carnicería o el peso público también se encontraban en la Plaza Mayor, justo al lado del palacio de D. Beltrán y servían de abastecimiento de la población.

 

 

 

Castillo y Muralla

Rodeando gran parte de Ledesma se encuentra esta muralla medieval que dan del siglo XII, en tiempo de Fernando II de León. Su estructura actual es producto de una gran reforma posterior producida en el siglo XV y en ella se pueden observar numerosas marcas de cantero. Poseía 8 puertas de las cuales tan sólo se conserva una en la actualidad, la Puerta de San Nicolás, denominada de los Mártires o Caldereros. Este castillo perteneció siempre a La Corona hasta que el rey Enrique IV de Castilla se lo entrega (de forma hereditaria) a Don Beltrán de la Cueva junto al título de Conde de Ledesma, conservándolo durante generaciones en su familia hasta el siglo XIX.

 

 

Junto en frente del castillo, en la Plaza de la Fortaleza, se encuentra la estatua de un verraco. Esta escultura zoomorfa realizada en granito pertenece al primer doblamiento de la villa, un castro vetón que data de los siglos VII y el I a.C. Según se cree, estaría relacionado con la seguridad, la delimitación de términos y la protección. la ganadería.

 

 

 

 

Iglesias

La villa de Ledesma llegó a contar dentro de sus murallas con seis iglesias, dos conventos, cinco ermitas y hasta 19 cofradías. Hoy en día sólo se conservan dos iglesias dentro de las murallas,  así como una iglesia y una ermita extramuros.

 

Iglesia de Santa María La Mayor. Situado en el corazón de la villa, en plena Plaza Mayor, este impresionante templo de granito es el edificio eclesiástico más importante de Ledesma. A pesar de su origen románico, la mayor parte de la estructura actual está realizada en estilo gótico hispano-flamenco entre finales del siglo XV y principios del siglo XVI. Está dedicado a la Asunción de María y en su interior alberga el sepulcro de don Sancho, nieto de Alfonso X el Sabio. En 2002 fue declarada Bien de Interés Cultural. La entrada es gratuita.

 

Iglesia de San Miguel. Este edificio románico alberga hoy en día la sede del Centro de Interpretación Histórica de Ledesma. Durante siglos ha sufrido numerosas modificaciones de diferentes estilos que hoy en día se reflejan en cada piedra de esta construcción: el románico, el gótico, el barroco… se entrelazan formando una mezcla perfecta que da lugar a un precioso templo en el corazón de Ledesma.

 

Iglesia de Santa Elena. Esta iglesia de estilo románico se encuentra situada extramuros de la villa, a escasos 5 minutos a pie de la fortaleza. A pesar del paso de los años se ha conservado muy bien, habiendo sufrido apena modificaciones de otros estilos por lo que es un claro ejemplo del románico de la zona. Aunque no se tiene constancia del momento exacto de su construcción, se sabe que las obras comenzaron en la fase de expansión de la villa tras la repoblación de Fernando II (1158). La entrada es gratuita pero debe hacerse en horario de culto.

 

Ermita del Carmen. Este pequeño templo de mediados del siglo XVI está situado a la entrada del Puente Viejo y alberga una imagen de la patrona de Ledesma: la Virgen del Carmen. Cada mes de julio y coincidiendo con la festividad del Día del Carmen, la virgen sale de su ermita a hombros de sus vecinos y cruza el puente hasta la iglesia de Santa María La Mayor, donde permanece durante nueve días antes de volver a pasar el puente escoltada por los numerosos fieles.

 

 

 

 

Palacios y Casonas

La importancia de esta villa se ve reflejada no sólo en sus murallas sino también en la cantidad de palacios y casas señoriales que posee. Construidas entre los siglos XVI y XVII presentan un exterior bastante sencillo pasando a veces desapercibidas mientras que en su interior, albergan increíbles espacios decorados con todo lujo de detalles y con preciosos jardines salidos de un cuento de hadas.

 

Casa de las Cabezas. Situada en la calle de los Curas, perteneció al arcipreste Antonio Vicente del Águila y debe su nombre de las cabezas que podrás observar en la parte alta de su fachada. El origen de estos elementos es a día de hoy incierto, mientras unos se decantan por la teoría del origen celta (sacrifio ritual de los vencidos, en el que se le cortaba la cabeza a los perdedores y se exponía colgada delante de la casa) otros creen que se debe probablemente a la cabeza de algún santo, mientras hay quienes afirman que podría tratarse de una representación de algún familiar.

 

Palacio de Beltrán de la Cueva. Construido en el siglo XV, posee tres balcones que miran hacia la plaza y que eran los preferidos de los señores para presenciar los espectáculos públicos. También cuenta con dos escudos de piedra pertenecientes a Don Beltrán (conde de Ledesma) y a Don Francisco (su hijo y sucesor). El Arco de los Roderos separaba el palacio de otros edificios del ayuntamiento (la carnicería, la panadería y el peso).

 

 

Casa del Mayorazgo de Los Paces. Situada en la antigua calle del Estanco, esta casa señorial perteneció al hidalgo más acaudalado de Ledesma: Cristobal de Paz y Díez que contaba con 23 casas, 1300 cabezas de ganado y el mesón del Gallo. Su nombre se debe al apellido de su familia (Paz) conocidos en la villa como “los paces” quienes se asentaron en Ledesma durante el siglo XIII.

 

Casa de Las Almenas. Cuando observas esta casa pronto te das cuenta a qué se debe su nombre. Decorada con unas preciosas almenas como las de un castillo, este palacio perteneció al Mayorazgo de los Nieto, una importante familia emparentada en el siglo XVI con “Los Paces” (el poderoso linaje del que hablábamos en el punto anterior) que finalmente acabaría abandonando la villa por otros cientos de poder. 

 

 

 

Como curiosidad, en esta casa nació Juan Hernández Saravia, Ministro de la Guerra junto a Manuel Azaña en los últimos años de la Guerra Civil.

 

Casa del Escribano y el Procurador. Con su fachada austera y sus sencillas rejas finalizadas en forma de cruz, esta casa señorial contaba en su interior con aposentos, caballerizas, pajares y oficinas. Durante el siglo XVIII estaba divida en dos: una parte pertenecía a un hidalgo pobre y la otra a una monja. Más tarde, a finales del siglo XIX, la propiedad acabaría en manos de un abogado (José Hernández) miembro de la Orden de Malta, quien mandaría tallar la Cruz del Malta de la fachada.

 

Su nombre se debe a dos de sus arrendatarios, que como ya habrás intuido, eran un escribano (hombre que tenía por oficio copiar o escribir a mano documentos así como dar fe de los actos realizados ante él) y un procurador (Persona autorizada legalmente para ejercer ante los tribunales la representación de otra persona en un proceso judicial). 

 

Palacio de Rodríguez de Ledesma. Perteneciente al Mayorazgo de los Nieto (¿recuerdas la Casa de Las Almenas?) su propietario, Gonzalo Rodríguez de Ledesma era montero mayor del rey y repostero de la reina. El edificio acabaría pasando de propietario en propietario hasta acabar en manos de una nueva familia, los Tapia. 

 

 

Al igual que otras casas señoriales presenta una fachada sencilla, adornada con algunos elementos como el arco de medio punto que gobierna la puerta, los escudos familiares, la reja cruzada (diferente a la del resto de casas) o mi favorito, el ornamento de en forma de escamas de piedra que decoran una de las ventanas. 

 

Casa de San Nicolas. Su nombre se debe a que en su interior se encontró una hornacina con la imagen de San Nicolás acompañada de una incripción: “Esta casa de San Nicolás bautizada a la usanza de sus varones. Solar por siglos de sus mayores. El pequeño sueño de un gran hombre. Memoria viva de nuestra familia, cristianos viejos de la Vieja Castilla”. 

 

Casa de Francisco Jimenez Niño. Esta preciosa casa señorial a la que se accede a través de un enorme patio (antiguos corrales) perteneció durante el siglo XVIII a un eclesiástico foráneo llamado Francisco Jiménez Niño que curiosamente no vivía en ella sino que la arrendaba a otros presbíteros de la villa. Debido a la enorme influencia de la iglesia, con el tiempo pasaría a formar parte de las propiedades del hospital y en el siglo XIX sería utilizada como lugar de vacaciones y descanso por parte de algunos personajes ilustres de la época, entre los que desean Don Miguel de Unamuno.

 

Casa de los López Chaves. No se sabe a ciencia cierta cuál es el origen de esta casa pues historia y leyenda se entrelazan sin saber donde reside la verdad. De lo que sí se tiene constancia es que en el siglo XVIII esta casa-palacio pertenecía a Josefa Joaquina López Niño de Paz, miembro de una influyente familia de hidalgos reconocidos.

 

Casa de Padua. Es una de las casas más bonitas, espectaculares y originales de toda la villa fruto de las transformaciones realizadas entre los siglos XVIII y XIX por la familia de Padua primero, y por la familia Torres Madrazo después. La reja exterior de la casa te permite intuir un increíble patio interior al mas estilo jardín italiano, con cipreses, paseos y agua. Un estilo que según la tradición trajo en el siglo XVIII Doña Manuela de Padua desde Portugal hasta la dehesa salmantina.

 

 

 

Hospital de San José

Esta institución fue fundada por Gonzalo Rodriguez de Ledesma a principios del siglo XV y su ubicación original se establecía junto al arco de la torre de la iglesia de Santa María la Mayor. El edificio actual se construyó en 1721 en el solar de varias casas y paneras que adquirió el sacerdote ledesmino Andrés Nieto de Porres. Es de estilo neoclásico, y en su fachada se pueden observar dos elementos destacados: un grupo escultórico de la Sagrada Familia y dos escudos pertenecientes a las familias fundadoras Rodriguez de Ledesma y Nieto).

 

 

A lo largo de su historia ha cumplido las funciones de hospital, instituto de enseñanza y lugar de reuniones parroquiales hasta la actualidad, convertida en casa principal de la asociación católica Fraternidad María Estrella de la Mañana. Además, alberga 2 salas de exposiciones permanentes que forman la galería de arte “San José”.

 

 

 

La Alhóndiga

Construido en torno al año 1580, esta Alhóndiga era mucho más que un almacén para el abastecimiento de la población. Entre sus varias funciones destacaba la de garantizar el suministro a las panaderías y el pan a los vecinos mediante el adelanto del grano a los vecinos. Además cumplía una función benéfica y es que parte de los beneficios se destinaban a ayudar a los más necesitados, lo que le valió el sobrenombre de “paño de lágrimas de los pobres”.

 

Su fachada cuenta aún con dos preciosos escudos concejiles labrados en piedra, en los que se  ve representado a un caballero sobre un animal encima de un puente.

 

 

 

El río Tormes

Siguiendo el recorrido marcado por el Paseo de Alonso Andrea (después de pasar el Hospital de San José) encontrarás un espectacular mirador sobre el río Tormes. Este río, que nace a 235 km en la Sierra de Gredos, atraviesa Ledesma y serpentea bajo los puentes de la villa dando vida a estas tierras salmantinas.

 

Puente Viejo. Aunque se cree que en este lugar ya existía un puente en época romana, el actual se construyó en tiempos de Beltrán de la Cueva, entorno al siglo XV sufriendo numerosas modificaciones y destrozos, por lo que de aquel puente primitivo sólo se conservan los dos arcos ojivales del centro.

En una de las entradas del puente se encuentra la ermita de Nuestra Señora del Carmen, la patrona de la villa de Ledesma. El domingo después del 16 de julio se celebra la festividad de la virgen que es subida desde la Ermita hasta la Iglesia de Santa María la Mayor.

 

 

Puente Nuevo. Esta muy cerquita del Puente Viejo, y es el principal acceso a la villa de Ledesma por carretera. Debido a la Guerra Civil española no pudo ser inaugurado hasta 1954, derribando parte de las murallas medievales para su construcción.

 

Baños de Ledesma. Siguiendo la margen del río en dirección a Salamanca, te encontrarás con estos baños de herencia romana famosos por sus aguas termales que manan desde una lejana y misteriosa canalización subterránea. Están consideradas Aguas de Interés Minero-Medicinal y puedes disfrutar de ellas en el Balneario de Ledesma. 

 

 

Hacienda Zorita. Unos pasos más adelante, en la localidad de Valverdón, se encuentra esta finca residencia de verano de los dominicos. Se dice que en 1487 Cristobal Colón, que estaba alojado en ella, convenció a Fray Domingo de Deza (confesor de la reina Isabel La Católica) de su viaje a las Américas. Hoy en día esta convertida en hotel con restaurante y bodega. Puedes reservar una habitación en este enlace.

 

¡Mil gracias por leerme!

 

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