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10 imprescindibles de Ávila

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La impresionante ciudad de Ávila se alza sobre una colina dominando todo el territorio. Su muralla medieval ha sido testigo de numerosos acontecimientos a lo largo de la historia que la han ido moldeado hasta convertirse en lo que es hoy. Una ciudad que respira historia, arte y mística por cada poro de su piel. Una ciudad Patrimonio de la Humanidad donde murallas medievales, palacios, casas y templos construyen su historia ¿quieres saber todo lo que puedes ver en Ávila?

 

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La Muralla

Considerada como uno de los recintos amurallados medievales mejor conservados del mundo, sus muros representaban la separación entre el «espacio salvaje» y el «civilizado» y protegían la ciudad de cualquier invasor. Cuenta además con un segundo cinturón defensivo formado por diferentes palacios adosados a la muralla con el fin de evitar posibles revueltas populares así como ataques enemigos.

 

 

Su origen es polémico, datando su construcción algunos en el siglo XI y otros entre los siglos XII y XIII. Sea como fuere, lo que sí se sabe es que esta fortificación medieval comenzó a construirse sobre los restos de una primitiva cerca del siglo V aunque ahora apenas queda nada de ella. La muralla cuenta con un perímetro de 2.516 m (englobando un área de 33 H), 87 torreones, 9 puertas y 3 poternas.

 

 

Hay varias maneras de conocer las murallas de la ciudad: puedes recorrer de manera fácil paseando por su perímetro exterior, conocerla desde el interior de la ciudad (algo más complejo ya que hay amplias zonas de la base que están integradas en recintos privados o públicos) o realizar un recorrido por el adarve (parte superior) en un paseo de unos 1700 metros. Esta última opción es de pago y te permite acceder a la muralla desde varias puertas. La oficina de venta se encuentra situada en la Casa de las Carnicerías, al lado de la Puerta de la Catedral, desde donde te aconsejo comenzar tu visita. Puedes encontrar toda la información sobre la visita a la muralla aquí. 

 

 

 

 

La Catedral

La impresionante Catedral de Cristo Salvador fue proyectada como templo y fortaleza en 1172 sobre los restos de un primitivo edificio dedicado a “El Salvador”. Su ábside, conocido como cimorro, es realmente espectacular: se encuentra incrustado en la propia muralla formando parte de la defensa de la ciudad y está construido en un tipo de piedra típica de Ávila que lo hace muy especial, el granito “caleño” sangrante con unas tonalidades rojizas que no había visto jamás (tanto si lo ves desde el exterior como desde el interior los colores y las formas que se crean en la piedra te dejarán alucinado).

 

 

En su interior destaca un elemento característico de la arquitectura románica que luego se hizo extensivo a la gótica: la Girola. Este elemento surgió como método para proporcionar la necesaria fluidez de circulación de la gente cuando comenzó el peregrinaje masivo a las iglesias. Construido en la misma piedra de todos rojizos que el ábside, la Girola es la parte más primitiva de la Catedral de Ávila, una maravilla de la arquitectura que aún conserva los ventanales de estilo románico.

 

 

Está considerada como la primera catedral gótica de España (junto a la de Cuenca) y ha sido declarada Monumento Nacional en 1949.

 

 

 

 

 

Basílica de San Vicente

Situada fuera de la muralla, a escasos metros de la Puerta de San Vicente, la Basílica de San Vicente es una de las cosas imprescindibles que ver en Ávila. Este templo (mi preferido de toda la ciudad) es un claro ejemplo del románico abulense caracterizado por el empleo de granito “caleño”, una arenisca de tonos amarillentos y anaranjados proveniente de las canteras del cercano pueblo de La Colilla. De hecho, en algunas zonas de la Iglesia se empleó una variedad conocida como “arenisca sangrante” por los matices rojos de la piedra ¡una autentica maravilla!

 

 

Su construcción comenzó en el año 1120 sobre el lugar donde la tradición señala que fueron martirizados y enterrados Vicente, Sabina y Cristeta: 3 hermanos cristianos que sufrieron martirio en el año 306 durante la la persecución de Diocleciano debido a su negativa de firmar un documento en el que debían reconocer haber ofrecido sacrificios a los dioses romanos (en aquella época los cristianos eran perseguidos de manera cruel y sangrienta por el Imperio Romano).

 

 

 

 

 

 

Plaza del Mercado Chico

Es la Plaza Mayor de la ciudad y aunque algunos autores consideran que podría tener orígenes romanos, lo cierto es que la primera plaza de la que se tienen noticias es de época medieval. Su nombre se debe a que en ella tenía lugar el mercado más grande de la ciudad donde existía una fuente, un peso público y numerosos mesones a su alrededor. Además, en días festivos se cebra como coso (una plaza de toros).

 

 

En el interior de esta plaza porticada se encuentra el Ayuntamiento de la ciudad de Ávila construido en los últimos años del reinado de Isabel II y la Iglesia de San Juan Bautista de origen románico, así como numerosos restaurantes con terraza donde puedes tomarte algo mientras disfrutas de la historia que se respira en este lugar.

 

 

 

Santa Teresa de Ávila

Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, más conocida como Teresa de Jesús o Teresa de Ávila, fue una fue una monja, mística y escritora española, fundadora de la Orden de Carmelitas Descalzos. Pero sobre todo, es uno de los personajes más populares e influyentes de la ciudad de Ávila en la que se la conoce como “La Santa”.

 

 

Procedente de una familia descendiente de familia judo conversa y emparentada con muchas familias ilustres del reino, la vida de de Teresa de Ávila coincide con el “Siglo de Oro” de la ciudad y muchos son los monumentos que están relacionados con ella. Si quieres seguir sus pasos a través de la ciudad, no te pierdas estos lugares:

Iglesia y Convento de Santa Teresa. Este es uno de los edificios religiosos más importantes de la ciudad pues su iglesia está levantada sobre la casa natal de Teresa. El templo de estilo Barroco Carmelitano forma conjunto con el convento y en su interior se encuentra la “huertecilla donde la Santa hacía sus ermitas”. La entrada es gratuita.

Convento de San José. Su importancia se debe a que fue la primera fundación conventual llevada a cabo por Santa Teresa de Jesús, para lo que contó con el apoyo de importantes personalidades. Fue construido en 1562 y en su interior se conservan las antiguas dependencias conventuales, lo que te permite imaginar como era el convento en la época de La Santa: cocina, refectorio, celda de la santa, claustro, campana fundacional y la escalera del diablo, por la que Teresa cayó en las Navidades de 1577, rompiéndose el brazo izquierdo. La entrada cuesta 1,40 €

 

 

Iglesia de san Juan Bautista. Este Templo románico ubicado en la Plaza del Mercado Grande fue testigo del bautismo de Teresa el 4 de abril de 1515, en una pila gótica (S.XV) que aún se conserva. La entrada es gratuita.

Convento de Nuestra Señora de Gracia. En este convento situado fuera de la muralla encerró el padre de Teresa a su hija en 1531 con la intención de que madurase y se formase, evitando así cualquier tentación. Pero pronto su estancia se vería interrumpida por una enfermedad y un año después de su ingreso volvería a la casa familiar. No se puede visitar.

Los Cuatro Postes. En la margen izquierda del río Adaja se alza una pequeña ermita: el humillado de San Sebastián, popularmente conocida como Los Cuatro Postes. Fue construido en 1566 y la tradición cuenta que fue aquí donde Francisco de Cepeda, tío de Teresa de Jesús, encontró a la santa y a su hermano Rodrigo cuando estos huyeron para sufrir martirio en tierra de moros.

Hoy en día es un famoso mirador desde el que se obtienen las mejores vistas de toda la ciudad amurallada.

 

 

 

San Ignacio de Loyola

Situada en la plaza del Teniente Arévalo, la Iglesia de San Ignacio de Loyola no es en realidad su verdadero nombre. Todo se remonta a 1623, con la adquisición por parte del Arzobispo Diego de Guzmán de unos inmuebles medievales adosados a la muralla dentro del conjunto palaciego de los Dávila. Es en ese lugar donde más tarde se instalarían los jesuitas adaptando el edificio como iglesia, colegio y hospicio, de ahí el nombre de Iglesia de San Ignacio de Loyola (militar y religioso español que fundó la Compañía de Jesús, cuyos miembros so conocidos como “jesuitas”).

 

 

Sin embargo, en 1767 Carlos III decreta la expulsión de los jesuitas de España bajo la acusación de haber sido los instigadores de los motines populares del año anterior y estos se ven obligados a abandonar las instalaciones que ocupaban en Ávila.  Pero estos edificios no permanecerían vacíos por mucho tiempo pues pronto pasarían a convertirse en Palacio Episcopal (en la actualidad todavía cumple esta función) y la iglesia adquiriría un nuevo nombre: Iglesia de Santo Tomé el Nuevo.

 

 

 

 

Plaza del Mercado Grande

Situada extramuros, la Plaza de Santa Teresa (o Plaza del Mercado Grande como la conocen los abulenses) es el corazón de la ciudad. Se accede a ella a través de la Puerta del Alcázar, el acceso más grande de la muralla y alberga una de las iglesias más bonitas y queridas de Ávila: la Iglesia de San Pedro.

 

 

Este precioso templo románico data del siglo XII es muy importante en la historia de la ciudad pues en su atrio los monarcas juraron respetar los fueros de Castilla cuando Ávila se encontraba en su máximo apogeo. Justo en frente de la Iglesia se sitúa una estatua de Santa Teresa de Ávila conocida entre los abulenses como “La Palomilla”. Si te fijas, la santa está mirando hacia la muralla y no es para menos, pues desde ese punto se obtienen una de las mejores vistas de la fortaleza que protege la ciudad.

 

 

 

Palacios de Ávila

La ciudad de Ávila ha sido durante siglos una de las ciudades mejor protegidas del mundo pero, a pesar de lo que pueda parecer, esta protección no se debe simplemente a su impresionante muralla sino a un segundo cinturón defensivo construido en su interior y constituido por los palacios de la nobleza y el clero.

 

Hoy en día todavía existen muchos de estos palacios distribuidos por toda la ciudad. Algunos de ellos se pueden visitar, otros han sido convertidos en hoteles y otros son privados. De entre dos ellos, esta es mi selección:

Palacio de Bracamonte: fue mandado construir a principios del siglo XVI sobre la antigua casona medieval de descendientes de Álvaro Dávila y Juana de Bracamonte. A pesar de haber estado abandonado durante años, todavía conserva el patio porticado de estilo gótico así como una elaborada ornamentación con escudos de las principales familias abulenses de la época.

Palacio de los Dávila: construido en el siglo XIII con el mismo material que la muralla, ha sufrido diversos añadidos a lo largo de los años como la ventana renacentista de 1541 en la que se puede leer la frase “Donde una puerta se cierra, otra se abre” y que fue mandada construir por Pedro Dávila debido a la orden de cerrar todas las puertas de la muralla durante la noche.

 

 

Palacio de Valderrábanos: situado en la Plaza de la Catedral, ha sido reconvertido en un hotel y en la actualidad sólo conserva su fachada del siglo XIV en la que se puede ver el blasón de Gonzalo Dávila, Regidor de Jeréz de la Frontera.

Palacio de Los Verdugo: situado en la zona noreste de la ciudad, fue construido en 1531 y se diferencia del resto de palacios por su estilo sobrio y austero, así como por su estilo plateresco. Además en la fachada principal cuenta con una escultura zoomorfa vettona similar a  las de los Toros de Guisando. Hoy en día alberga la Sede de Ciudades Patrimonio de la Humanidad, el Archivo Municipal y la Concejalía de Patrimonio y Turismo.

Palacio de Don Juan de Henao: ocupado en la actualidad por el Parador de Turismo, el palacio original fue construido en el siglo XVI por el Regidor Don Juan de Henao. En su interior alberga una torre cuadrada rematada con almenas y un precioso jardín desde el que salen unas escaleras que conectan con la muralla.

 

 

 

Ávila judía

Al igual que en muchas otras ciudades españolas, en Ávila hubo una época en la que judíos, musulmanes y cristianos convivían pacíficamente. Cada una de estas comunidades dejaron su impronta en la ciudad ya fuera en forma de escritos, de tradiciones o de elementos arquitectónicos.

 

Una de estas comunidades, la judía, tuvo una importante presencia en la ciudad aunque apenas se conservan testimonios arqueológicos. Sin embrago, la gran proliferación de documentación escrita te permite hacerte una idea de la huella que dejaron en la ciudad:

Calle Reyes Católicos. Será en esta calle donde se establezcan un gran número de comercios y talleres regentados por judíos. Además, en ella se encontraba la Sinagoga de Belforad, donde en el S.XVI se levantará la actual capilla de Nuestra Señora de las Nieves.

Basílica de San Vicente. En su interior se conserva una inscripción sobre la lápida que según la tradición pertenece al judío que mandó construir la basílica, en el siglo IV tras su conversión.

Iglesia De San Pedro. En su atrio se celebrará el juicio a los judíos implicados en el caso del Santo Niño de La Guardia en el que se les acusó de un presunto asesinato ritual de un niño a finales de la década de 1480 seguramente inspirado por la leyenda antijudía llamada calumnia de la sangre y que tiene lugar en otras culturas,

Cementerio Judío. Los documentos escritos emplazarían el cementerio judío en los terrenos del monasterio de la Encarnación, en lo que hoy se conoce como Jardín de Sefarad. 

Jardín de Moshé de León. En la puerta de la Mala Ventura, por donde salieron los últimos sefardíes, se rinde homenaje al místico judío que escribió la obra universal de la cábala conocida como Sefer ha-Zohar o Libro del Esplendor.

 

 

 

 

Real Monasterio de Santo Tomás

El Real Monasterio de Santo Tomás fue construido en estilo gótico entre 1482 y 1493 bajo el mecenazgo de varias personalidades: por un lado Hernando Núñez de Arnalte (tesorero de los Reyes Católicos) fundó de la parte más antigua del monasterio pero falleció antes de que comenzara su construcción así que en su testamento le pidió a su mujer María Dávila y al inquisidor fray Tomás de Torquemada que concluyeran su labor. Sin embargo, el proyecto era demasiado costoso lo que requirió del dinero de los mismísimos Reyes Católicos, quienes intervendrían en la construcción de la Iglesia así como de dos de sus claustros: el del Silencio y el de los Reyes

 

 

El monasterio es como un enorme libro abierto repleto de apasionantes historias: fue empleado como tribunal de la Inquisición Española, albergó la Universidad de Santo Tomás durante tres siglos, acogió al inquisidor fray Tomás de Torquemada, sirvió como residencia de verano para los Reyes Católicos y además aquí fueron enterrados los restos de su único hijo varón, el Infante Don Juan.  A todo esto hay que añadirle el saqueo por parte de los franceses, el abandono tras la desamortización de Mendizábal y los incendios de 1699 y 1936 ¡no me digas que no es un edificio interesante!

 

Se encuentra ubicado fuera de las murallas de la ciudad y ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985 por lo que considero que es una de las mejores cosas que ver en Ávila.

 

 

¡Mil gracias por leerme!

 

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Información útil para tu visita

En este apartado te traigo información muy útil para que organices tu propia visita a la ciudad:

• En el primer punto te dejo el mapa con todos los puntos qué ver en Ávila.
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Utilizar este mapa es muy sencillo, simplemente tienes que pinchar en el símbolo para acceder a tu google maps e inmediatamente te aparecerán todas mis indicaciones.

 

 

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